viernes, 22 de abril de 2011

Rosalba (Nimio relato)

Rosalba ve desde su casa situada en las colinas como el mar se agita violentamente, creando gruñidos audibles aun en la distancia en que se encuentra.
Durante años ha contemplado esa extensión azul verdosa que rodea la pequeña isla donde se residenció para pasar sus últimos años de vida, tras una existencia agobiante y estresante en la ciudad donde nació.
Se deslastró de sus apegos sentimentales para exilarse en ese rincón del Pacifico donde el tiempo ha pasado lento, logrando encapsular las maravillas naturales y ofreciendo esa tranquilidad indispensable para que esa aura de paz lo envuelva todo y los pulmones logren purificarse ante la no presencia del smog citadino.
La madrugada trajo sobresalto ante la percepción de un movimiento telúrico que no logró crear temor pero si alarma y que activó la sirena colocada para esos casos.
Puede ver como las pequeñas embarcaciones pesqueras son arrastradas fuera del agua y como muchos de los habitantes de ese sector se van transportando en colectivos improvisados hacia el sectores más altos, ante el temor que las olas irrumpan arrasándolo todo.
En pocos minutos el sol da paso a una semioscuridad cargada de aire frio y de vientos que se tornan más violentos y desde el balcón, con asombro, solo le alcanza el tiempo para ver como el mar, formando una gran mano que rodea toda la extensión, engulle como un dragón hambriento todo, haciendo desaparecer las calles y transformando las casas, incluso las que se creían suficientemente altas, como la de ella, en naipes de mago, despareciéndolas.
Solo minutos han sido suficientes para que la naturaleza transforme la isla en un cementerio.

domingo, 2 de enero de 2011

Hola me llamo Julián (Cuento de Navidad)

Es 24 de diciembre y en el pueblo el bullicio forma parte del día, las compras de última hora hacen que casi todos en algún momento se topen en algún negocio o en la calle.
Julián, quien vive en las afueras, se ha encomendado una misión importante y mientras su madre se ocupa de alguna cosa, él con su mejor sonrisa se acerca a cada una de las personas que se encuentran allí y le dice.
-¡Hola!, me llamo Julián. Si ven un señor gordo, con barba blanca y vestido de rojo, por favor díganle que pase por mi casa, que he armado un árbol de navidad hermoso para que cuando vaya a llevarme mi regalo lo contemple y le pida un deseo.
Todos lo miran con una sonrisa y le responden.
-Seguro que sí.
El anciano que vende dulces le pregunta.
-¿Qué regalo le has pedido?
-Una bicicleta azul con ruedas de colores y una cuerda para saltar.
-¿Y te has portado bien todo el año?
-Sí, ya voy al colegio.
-Cuando pase por la casa en la noche le daré tu mensaje.
Sorprendido le pregunta.
-¿Le llevará regalos a usted?
-Claro.
Por unos segundos piensa y luego con cara de confusión le dice:
-¿También a la gente grande les lleva regalos ese señor?
Hablando pausadamente le responde.
-A todos les lleva algo. A los niños juguetes, a los mayores les regala cosas que los hacen felices, como la visita de sus hijos o familiares, el encuentro con amigos, las bendiciones de todos y muchas cosas más que entenderás cuando crezcas.
En ese momento llega su mamá y el dice al anciano.
-Espero que el niño no le haya fastidiado.
Sonríe y responde.
-No señora.
Ya en casa Julián le pregunta a su mamá.
-¿Qué regalo te traerá a ti?
Ella lo abraza y le dice.
-Tú eres el mejor regalo de mi vida y poder abrazarte cada año será siempre algo que no tendrá comparación.
 
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