sábado, 8 de noviembre de 2008

Mery y Gladys

El llanto de la niña, que llega llorando del patio, le avecina tormenta a la madre, quien preocupada le pregunta.
-¿Qué te ocurre hija?
Con lágrimas bañándole la cara y entre sollozos le responde.
-Gladys se fue y no volverá a jugar conmigo.
Huye a su cuarto y en posición fetal se acuesta en la cama.
Sorprendida por el hecho y exhausta por la interminable jornada de trabajo, espera la llegada de su esposo y le cuenta lo ocurrido.
-Son cosas de niños- recibe como respuesta.
Pero los días pasan y Mery sigue sumergida en su tristeza, pierde el apetito y holgazanea en los estudios. Se transforma de ave de raudo vuelo en caracol que se encierra en su concha. Por lo que temiendo alguna enfermedad la llevan al medico, quien tras rigurosos exámenes le diagnostica que se encuentra en perfecto estado de salud, por lo que la remite a un psicólogo dado su estado de profunda tristeza.
-Son cosas de niños- insiste el padre, reacio a invertir el escaso tiempo disponible en llevar la niña al especialista.
Por lo que su madre, también asfixiada por el trabajo, pide auxilio a una hermana y esta la lleva.
Las jornadas, para la inquieta avecilla son agotadoras.
Pasados diez días, el medico cita a los progenitores.
-Su hija está mal, tiene una enfermedad delicada pero fácil de curar.
El padre sorprendido intenta hablar pero es detenido por un gesto del doctor.
-Ha perdido a Gladys, su mejor amiga.
Ambos progenitores se miran extrañados, no conocen a la niña mencionada.
-Esta amiga, tal como llegó un día a consecuencia de la necesidad, se fue. Uds son los únicos que pueden suplir esa perdida, ya que a causa de la desatención afectiva y la estimulación de cariño, producida por la sustitución del tiempo que deben ocupar en ella, a causa de sus obligaciones laborales, tal vez mal organizadas, ella se inventó una amiga imaginaria, porque piensa que Uds. no la quieren.
 
Literatura